Francisco Romeo Mongío

Entrevista al Rey Baltasar
 

Paco Romeo


En esta página de entrevistas de la SIRENA DE ARAGON, han desfilado personajes de lo más variopinto, con actividades de una pluralidad palmaria. Pero, hasta la fecha, nunca habíamos tenido la satisfacción de tener una charla, nada menos, que con uno de los tres Reyes Magos de Oriente, que, hace más de dos mil años, visitaron el pesebre donde había nacido el Hijo de Dios.

Naturalmente que hablamos desde la ficción pues vamos a empezar, en la cafetería de nuestro Club, a tener un agradable coloquio con nuestro amigo y compañero de toda la vida del Banco, Francisco Romeo Mongío, el cual, cuando llegan las entrañables fechas navideñas, y, más concretamente en la conmemoración del día de los Santos Reyes o Epifanía, desde hace treinta y dos años, se transforma en el mítico Rey Baltasar, no dudando en pintar su epidermis de color negro y, en compañía de los otros dos santos varones (Melchor y Gaspar), repartir regalos y juguetes, en sus domicilios y en el Club, a los hijos y nietos de nuestros compañeros asociados. Más de dos generaciones de inocentes niños, recuerdan con nostalgia los mágicos momentos en que, el Rey Baltasar -el más campechano y carismático de los tres-, con su sonrisa sempiterna, les hacía entrega de los más fabulosos juguetes, teniendo siempre en sus labios una frase amable y tranquilizadora, ya que a los pequeños, siempre les impone respeto la exótica e imponente figura del Rey Baltasar.

Como los Reyes Magos vienen desde tan lejos, nada menos que de Oriente, tienen muchas cosas que contar, pero el Rey Baltasar lo hará después. Ahora, como hacemos siempre en las entrevistas a nuestros compañeros bancarios, le vamos a preguntar a nuestro amigo, Pago Romeo, por su trayectoria profesional en el Banco.

Voy a empezar a contarte mi vida activa. Entré en el Banco de Aragón, el primero de octubre de 1963, precisamente conservo en el baúl de los recuerdos el carnet acreditativo, con la categoría de botones. En marzo de 1966, aprobé las oposiciones de auxiliar administrativo y me enviaron a Alcañíz, donde permanecí hasta octubre de 1967, fecha en que fui trasladado de nuevo para seguidamente incorporarme a cumplir el Servicio Militar.

¿Y después de cumplir tus deberes con la Patria?.

Pues me destinaron a la Oficina Principal del Banco de Aragón y más concretamente en el negociado de Cartera. Permanecí allí hasta enero de 1981 (ya había sido absorbido el Banco de Aragón por el Banco Central), en que me ascendieron a la categoría de Apoderado Suplente de Zona, empezando una nueva etapa de mi vida, en la que tenía que viajar mucho. En el año 1985, me trasladaron a la Agencia nº 22, de la calle Belchite, con el cargo de Interventor Cajero. El año 1988, me reintegraron a mi antiguo puesto de Apoderado de Zona, hasta que, en el año 1993, ocupé el puesto de Apoderado Cajero en la Oficina Principal del ya Banco Central Hispano, permaneciendo en ese cargo hasta el año 2000, en que obtuve la prejubilación. En total treinta y siete años de actividad bancaria.

Paco, en el Banco de Aragón,

 en la Oficina

En tantos años de trabajo en el Banco, por supuesto, diferentes a los actuales, me gustaría que me hablaras de aspectos profesionales, humanos y anecdóticos que, como a todos, te pudieron acaecer en tanto tiempo.

En aquella época, el trato con los clientes, efectivamente, era distinto, mucho más cordial, llegando inclusive a involucrarse en sus problemas. Lo mismo sucedía con los compañeros. Hoy en día, sobre todo en oficinas grandes, eres un número más de la lista. Está todo más deshumanizado. Anécdotas, se pueden contar muchas. Recuerdo una, cuando estaba de Apoderado de Zona, en la Sucursal de Muel, supliendo al Director. Un cliente, intento cancelar una Imposición a Plazo Fijo, antes de la fecha del vencimiento, y entonces estaba prohibido hacerlo. Yo consulté, por conducto reglamentario, a la superioridad y me negaron el reintegro de la misma. Este señor, me inquirió y me amenazó tan brutalmente, que no me quedó más remedio que llamar a la Guardia Civil, la cual procedió a su detención. Pasada una hora, fue puesto en libertad y vino de nuevo con las peores intenciones. Al ver el cariz negativo que estaba tomando la situación, me puse en contacto, de nuevo, con la Oficina Principal de Zaragoza, contándoles lo precario de mi estado. Se debieron compadecer de mí, porque, en este caso, sí me autorizaron la cancelación. El cliente se fue con su dinero, muy ufano, pero confieso que yo pasé muy mal rato.

Tengo referencias, Paco, que has sido también un buen practicante del fútbol y del fútbol sala.

Así es, siempre he ocupado el puesto de portero. Empecé jugando de juvenil en el Sporting Vado, que era un equipo del Camino del Vado y en el Club Las Fuentes. También jugué en el equipo de fútbol del Banco y luego, en el fútbol sala, en los campeonatos organizados por el Club, en un equipo que le pusimos de nombre «Los fusileros», compuesto por compañeros de la Oficina Principal del Banco; por cierto, que en alguna ocasión me enfrenté a ti, en el equipo que jugabas y del que también eras portero. La camaradería que reinaba entonces era excepcional y pasábamos momentos inolvidables. Fueron unos años que recuerdo con gran nostalgia.

Paco Romeo, portero del equipo de fútbol del Banco Central

Pero vamos ya con tu faceta de Rey Baltasar ¿Cómo te involucraste en este tema?.

Yo pasé a pertenecer a la Junta Directiva del Club Cultural, hace ya más de treinta años. Un día, me plantearon la necesidad, de que si me quería pintar de color negro, para representar al Rey Baltasar, pues no había voluntarios al respecto. Yo acepté, aunque mi hija, en aquel entonces, era muy pequeña y, al principio, no me reconoció, pero alguien, se equivocó y me llamó por mi nombre de pila y naturalmente me dijo papá. Otro día, que fuimos a mi casa, volvió a no identificarme y un gracioso le preguntó que donde estaba su papá, ella respondió que trabajando, a lo que su interlocutor, jocosamente le interpeló: «Sí, lo está haciendo como un negro«. Es una anécdota muy cómica. Otro día, en el patio de su casa, nos juntamos seis Reyes Magos, de distintas entidades, y aparecieron unos niños, que precisamente venían de ver La Cabalgata. Lo intentamos arreglar diciendo que nosotros éramos los buenos y los otros los malos.

Pero, en ocasiones, te habrá resultado algo gravoso tener que disfrazarte y tratar con tantos críos.

El maquillaje, antes, era muy compacto y muy difícil de quitar, y al tener que ponérmelo dos días seguidos, había veces que, durante una semana, me era muy difícil hasta afeitarme. Además, con el sudor, si en las casas hacía calor se podía desprender. El maquillaje de ahora es muy suave y no hay ningún problema con él. Pero a mí, siempre me han gustado mucho los niños, tengo buen trato con ellos y en estos treinta y dos años que llevo de Rey Mago, he sido muy feliz y, si Dios me da salud, espero seguir siéndolo muchos más. Además, ahora también tengo nietos y la felicidad aún es mayor; lo que pasa que mis nietos, aunque son muy pequeñitos, son muy vivos y cuando me ven vestido de rey, se ríen y me dicen: «Hola, yayo».

Los Reyes Magos con el cómico Fernando Esteso

¿Cuál es vuestro itinerario y recorrido?.

Tenemos dos fechas, la víspera del día de Reyes, por la tarde, vamos a visitar, en sus casas, a hijos y nietos del socio del Club, y al día siguiente, por la mañana, en el Club, sentados en nuestros correspondientes tronos, entregamos los juguetes a los hijos pequeños (de dos a ocho años) de los socios, ayudándonos los pajes.

Ha sido una gran satisfacción entrevistar, nada menos, que al Rey Baltasar, pero también a Paco Romeo, gran amigo y excelente persona ¿Quieres apuntar algo más para los lectores de LA SIRENA DE ARAGÓN y esos fans tuyos que son los niños?.

Nada más, agradecerte la entrevista y, como te he dicho antes, pedirle a Dios que me de salud, porque, a pesar de los achaques que la edad nos va deparando, espero poder hacer felices a los niños durante muchos años. Años atrás, cuando terminábamos de nuestras visitas domiciliarias, aún nos quedaba tiempo para irnos a tomar alguna copa y distraernos un poco. Ahora, a nuestros años, estamos para pocas alegrías y, al concluir, nos recluimos en nuestras casas bastante cansados. el tiempo no pasa en balde.

Paco Romeo, en su personalidad ejemplar de Rey Baltasar, representa para todos, el paradigma de ese mago mítico, que hace ya dos milenios, entregó al Niño Jesús esa mirra aromática y medicinal, como ofrenda de su amor profundo al creador de todas las cosas. Gracias amigo, resulta muy gratificador contar con el testimonio de tu amistad de siempre.

Por Leandro

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *