Ignacio Elías León

Campeón de jota y entrenador de fútbol

 

Silvio Fernández


Independientemente de las actividades propias de empleados de banca, muchos compañeros de profesión han destacado en otras dentro de una gama de lo más variopinto, siendo el deporte y las bellas artes en las que han surgido más sujetos de distinción.

Este es el caso de nuestro entrevistado de hoy, Silvio Fernández Palau. Nacido y bautizado en la Parroquia de San Pablo en el año 1932. Muy pronto, en los albores de la juventud, se da cuenta de que posee una gran voz de barítono atenorado e inicia sus estudios de canto.

¿Cómo ocurrió esta circunstancia?.

Fue con Pepe Esteso, el cual me dio las primeras lecciones de canto y me enseñó los más populares estilos de jota. Enseguida soñé en convertirme en un buen cantador. Además mis amigos de las Juventudes de la Parroquia de San Pablo me animaron mucho.

Pero, parece ser que tu padre no estaba muy de acuerdo con el tema.

Efectivamente, en principio mantuve en secreto mis estudios, pero cuando se enteró me dijo que tenía que combinarlos con mis estudios de banca. Ahora bien, se tranquilizó y me dio carta blanca cuando aprobé las oposiciones y pase a pertenecer a la plantilla del Banco de Aragón.

Tu carrera jotera, fue meteórica ¿Nos puedes contar aspectos de la misma?.

Sí, en el año 1955 gané el premio «Francisco Cáncer» Amigos de la Jota y el segundo premio en el Certamen Oficial de Jota y al año siguiente gané el primer premio que me acreditó como campeón de Jota Aragonesa.

Un título que pocos consiguen. Inclusive el gran Miguel Fleta, el mejor tenor de todos los tiempos, fracasó en este empeño.

Así es, pero es meramente anecdótico, posiblemente si Fleta hubiera ganado el Certamen Oficial de Jota, no se hubiera convertido en el magnífico tenor que fue.

Muchos cantadores de jota aragonesa, poseedores de muy buenas voces, no quisisteis penetrar en el mundo de la música lírica ¿Se debe posiblemente a nuestro temperamento aragonés, un tanto falto de bohemia?.

Posiblemente, aunque en mi caso me dediqué plenamente a la jota, además de que mi actividad en el banco, también me coartaba un poco.

Pero los lectores de «La Sirena de Aragón» quieren sabe más datos de tu carrera artística. Sigue hablándonos de la misma.

Me incluyeron en el grupo-rondalla del profesor Sánchez Candial, así como en los de Esteso y Cebollero, recorriendo con los mismos, no solamente la geografía aragonesa, sino española. Recuerdo que fue memorable el 12 de octubre de 1958 cuando fuimos contratados por la Casa de Aragón en Madrid y actuamos en el Teatro Madrid de la Capital del Reino. Por cierto que ese día también actuó Valentín López de Huesca. El triunfo que alcanzamos lo tengo muy grabado en mi memoria.

Creo que también te presentaste al premio extraordinario del Certamen Oficial, ¿verdad?.

Sí, pero ya el trabajo del banco, me robaba demasiado tiempo, y aunque di clases particulares con la insigne Jacinta Bartolomé, no me preparé lo suficiente y no lo obtuve. En esta vida no se consigue nada sin la correspondiente preparación y dedicación, y yo, lamentablemente, no pude tenerlas.

Tu actividad profesional fue orillando tus actividades canoras. Pero otra afición, en este caso deportiva, te empezó a surgir ¿Creo que fuiste entrenador de fútbol?.

Siempre he sido un gran aficionado al fútbol y lo llegué a practicar. Me saqué el título de entrenador y entrené en Zaragoza al Arenas juvenil y al Boscos. A equipos de provincia, entrené a La Almunia, Calatorao y Pedrola.

¿Sigues actualmente con el deporte?.

Después de mi jubilación, regenté los grupos de veteranos de tenis y de billar del Stadium Casablanca, pero actualmente me he retirado totalmente. Aunque juego algún partido de tenis. Tengo un apartamento en Vinaroz y solamente me dedico a descansar y a recordar los buenos tiempos.

Y de la Jota ¿también estas desligado?.

Totalmente. Alguna vez, muy esporádicamente, canto alguna jota para los amigos. Tampoco me gusta presenciar certámenes, ni fiestas de jota, porque me emociono mucho y me afecta psíquicamente. Hace ya casi ocho años, cuando se caso mi jija, cantó la jota Maruja Santafé, que fue compañera mía, y me emocioné tanto que lo pasé muy mal.

Despedimos ya a este buen compañero y gran amigo, pero sobretodo hombre polifacético, y le deseamos lo mejor en su reflexiva madurez. ¡Qué tiempos aquellos de su juventud, cuando desgranaba con su bella voz de barítono atenorado aquellas tonadas valientes de estilo!:

Cuando llega el mes de mayo

las flores se reverdecen;

lo que nunca resucita

es el amor que se pierde

 

Por Templar

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